Con los precios del Bitcoin y otras criptomonedas por las nubes, los hackers están poniendo el foco en otras vías de conseguir dinero de manera rápida. El auge del “criptohacking“, o el hackeo de sitios web, navegadores, servidores e incluso teléfonos permite a los hackers conseguir electricidad para minar más monedas.
La falta de concienciación del usuario y de respuesta de los servidores fomentan los hackeos
Según los expertos, esta puede ser la que se corone como principal amenaza en Internet en 2018, en parte por lo novedoso del sistema, que impide que los usuarios sean conscientes del problema, y de la falta de medios de las fuerzas de seguridad para rastrear estos movimientos.
La cuestión, de momento, implica que los hackers siguen teniendo el suficiente poder como para desestabilizar puntos clave de un Estado. Según hacía público la plataforma de seguridad Radiflow a principios de febrero, muchos países de Europa están infectados con este malware minero en sus redes tecnológicas operativas que controlar y monitorizan el consumo de agua.
Los ciberataques no son inusuales para los Gobiernos, pero sí es la primera vez que se enfrentan a un malware que se alimenta de su consumo de energía. Recientemente, también páginas como YouTube o los servidores de Tesla se han visto infectados por la minería ilegal.
La semana pasada, un solo ataque de este estilo infectó a más de 5.000 páginas web, incluidas algunas pertenecientes a los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido. El protocolo se siguió a partir del sistema Coinhive, que permite que los usuarios y propietarios de páginas web las conviertan en formas de minar criptomonedas a través de los visitantes que reciba el sitio.
#Repost via | Trecebits
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